Hoy no sé de qué hablar
...así que iré escribiendo lo que me venga a la cabeza. Ya veremos qué tal es el resultado.
Me gustan los pequeños detalles. Esta tarde me ha sorprendido un email que he recibido de una bloguera. No era muy largo, pero decía lo justo para hacerme sentir bien. No sé si eso será egocentrismo, pero me gusta saber que la gente se acuerda de mí. Tal vez porque durante muchos años me sentí frustrada al ser yo la que se preocupaba por todo el mundo sin que nadie (casi nadie) me dedicase unos minutos por iniciativa propia. Descubrí que muchas de mis relaciones seguían vivas porque yo las mantenía, que si no era yo la que tomaba la iniciativa de llamar o quedar con alguien, ya podía esperar sentada. Al principio creía que merecía la pena, que sólo era cuestión de despiste o dejadez por parte de la otra persona, pero al final me cansaba, me sentía ignorada o pensaba que a lo mejor esa persona sólo quedaba conmigo por compromiso.
El otro día me indigné con algo que me ocurrió. Hace cosa de un mes o dos me encontré en el barrio con el que en mi época de instituto fue uno de mis mejores amigos. Desde hacía tiempo no nos veíamos muy a menudo, pero cuando lo hacíamos era como si no hubiese pasado el tiempo. Eso sí, siempre era porque yo le llamaba. Hacía mucho que no sabíamos nada el uno del otro. Estuvimos un rato charlando en la calle. Me dijo que se acordó de mi cumpleaños pero que no tenía mi actual número de móvil (aquí yo pensé: muy bien, pero el de casa sigue siendo el mismo...). Le di el número nuevo y le dije que me hiciera una perdida, para tener yo el suyo. De hecho ya lo tenía porque cuando me la hizo apareció su nombre en la pantalla. Como siempre que nos vemos, me dijo que a ver cuándo quedábamos. El caso es que unos fines de semana más tarde yo no tenía planes para el sábado por la noche, así que les mandé un mensaje a él y a un amigo suyo con el que tengo el mismo tipo de relación, para salir con ellos y recordar viejos tiempos. Ninguno de los dos me contestó, así que al final terminé saliendo con una amiga de clase y sus amigas. Lo bueno viene cuando, el otro día, un mes después de aquello, recibo al móvil un mensaje de este chico diciendo (textualmente): "oye, una pregunta que se me viene a la cabeza, quien eres??". Me quedé flipando. Le dije algo así como: soy sara, si te di mi número hace escasamente un mes... Ya no recibí contestación. No me gusta pensar mal, pero sólo se me ocurre que borró mi número. No pudo haber sido un error, sé que se lo di bien por la perdida que me hizo después, y yo sólo tengo a una persona con su nombre en mi agenda, así que tampoco yo pude confundirme. Me llevé una decepción.
Poco después descubrí que su amigo (y que yo creía amigo mío también), me había eliminado de su lista del messenger. No lo entiendo, pero creo que voy a pasar del tema. En lugar de rayarme y molestarme en pedirles explicaciones (si quieren ya me las darán ellos, bienvenidas serán), creo que haré lo que llevo haciendo ya algún tiempo, y es concentrar mis atenciones en aquéllos que me demuestran que se interesan por mí.
Por eso cuando alguien se acuerda de mí, aunque sólo sea mediante un simple toque al móvil, me hace mucha ilusión.
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