26.5.05


Qué malo es el calor


Ya terminaron esos días que tanto me gustan a mí, en los que puedes ir en manga corta o en tirantes por la calle tranquilamente, sin pasar ni frío ni calor, sin sudar... Cómo odio sudar! Ahora ya hace demasiado calor para mi gusto. Hace algo de aire, pero es un aire caliente, que casi es peor. Pero ahora mismo lo que más me fastidia del calor es que no sólo no me gusta a mí, sino tampoco a mis cosas. Cuando Ramón -que para el que no lo sepa, es mi coche- pasa calor, se enfada y deja de señalizar. Los malditos intermitentes me tienen frita. Qué pasa, que cuando salgo de casa tengo que saber si hará el suficiente calor como para poder coger el coche o no... A la ida sin problemas, porque salimos del garaje, donde está fresquito, pero después de unas cuantas horas de clase al sol, el tío se achicharra. Normal, encima es negro... Por no hablar ya del calor que paso yo cuando vuelvo a casa, porque comprenderéis que en un coche de tercera mano y bajo presupuesto es de esperar que el aire acondicionado consista en bajar las ventanillas. Hasta ahora lo he cogido todos los días. Total, de la uni a mi casa son 10 minutos por el nuevo camino de vuelta que he "descubierto". Por cierto, el otro día me perdí intentando ir por ese camino, porque resulta que para volver se puede girar, pero para ir no... Menos mal que soy la excepción que confirma la regla de que las mujeres tenemos mala orientación. Pero eso es otra historia. Así que llevo como un par de semanas volviendo a casa sin los intermitentes 3 de cada 5 viajes. Me da mal rollo, primero por seguridad, aunque en principio no los "necesito" (aunque se deban poner) porque la mayoría de los cambios de dirección que hay hasta mi casa no son peligrosos, pero aún así, si me toca adelantar o algo, ahí si que es más peligroso lanzarse sin señalizar. Y segundo porque siempre soy yo la que mira "no muy bien" a quien no los pone (porque aunque no os lo creáis, yo soy de las que señaliza siempre). Claro que ahora pienso "igual es que no le funcionan", jaja (que inocente que soy...). Mi padre el verano pasado decía: "es que los del taller no encuentran el fallo, porque eso se tiene que mirar cuando pasa..." Pero como hasta septiembre no empecé a coger el coche a diario, tampoco me preocupé demasiado. Ahora no se dónde se habrá quedado aquel argumento, porque estos días lo que dice es "habrá que llevarlo al taller". Pero lleva diciéndolo muchos días, y por fin se decide ahora. Cuando estoy a punto de empezar los exámenes, cuando menos me apetece perder el tiempo esperando al bus. Los autobuses de mi barrio son los que tienen la frecuencia más larga, no me preguntéis por qué. El año pasado llegué a esperar 25 minutos... Al final no sé si lo llevará o le diré que espere a que acabe los exámenes.

Volviendo al tema del calor, no sólo Ramón no lo soporta, sino que ahora parece que también mi relojito del coche ha dejado de funcionar.




Lo he subido a casa -el reloj que lleva el coche tampoco funciona, y tuve que ponerme uno-, pensando que podría ser la pila, aunque me extrañaba, porque es bastante nuevo. Después de ir a comprar una pila igual, colocarla, y ver que seguía sin funcionar, he descubierto que el problema está en que no hace buen contacto. Y estoy segura de que es por el calor :( Con lo que me costó (bueno, le costó a mi madre :p) encontrar un reloj así, con forma de muñequito... Llevaba tiempo queriendo uno, desde que vi uno igual en una cafetería. Y ahora resulta que se me ha estropeado. Lo tendré unos días en casa, a ver si por algún milagro vuelve a funcionar...

En resumen, que odio el calor. Aunque el frío... Ante la típica pregunta de ¿qué prefieres, el frío o el calor?, nunca sé que contestar, porque soy friolera, pero también calurosa. Según mi madre, tanto ella como yo somos "sensibles a los cambios de temperatura". Si ella lo dice...